lunes, 14 de junio de 2010

A Corea


A esta hora del mediodía del lunes, desde Pretoria llegan rumores como vientos de cambios. Sin alarmas. Diego planea reforzar la derecha del equipo, ya probó con un 8 que cierre como 4. Si incluye a Burdisso, probará con un 4 que pueda adelantarse, aunque poco. Verón irá a la derecha, armando así un 4-3-3 clásico; y si el pelado no llega, Maxi Rodriguez ¿o Jonas a la mitad? Sin el tiempista de Estudiantes, Argentina deberá repartir roles para la creación. Así, Di María -de poco juego en el debut-, tendrá más participación. Ahora parece que Corea del Sur es el nuevo cuco, el nuevo miedo de los analistas. El triunfo ante Grecia no es medida porque su planteo no será el mismo, por naturaleza. No es lo mismo para un equipo como el asiático plantear un partido en el que debe esperar, que en el que cargó con la responsabilidad de ganarlo. No preocupa, al menos a quien escribe. La sensación de nuestra selección ahora cambió. Ahora que Messi jugó como en Barcelona entre otras cuestiones por la inclusión de dos delanteros, los nombres y sistemas que se posicionen delante de él, poco importan. Pero no sólo por él, sino por las fichas que Maradona juntó en la cancha, con la idea que plasmó frente a Nigeria ¿Quién falta? Incluso si ese nombre es Verón, que parecía fundamental. Con la movilidad y el hambre por participar del circuito de juego de los de arriba más su velocidad, la selección tiene fútbol y un patrón de juego que empieza a encontrar. Es apresurado asegurar que lo hizo, que ya está y este será el Mundial de Lionel. Escuchalos vieja, ahora dicen sí, que Lionel siente la camiseta, y que ahora putea en castellano en vez de en catalán cuando se pierde un gol. Nada de eso. Pero sin dudas que este es el camino que prefiere uno, el público del fútbol. Mentira que no importa cómo ganar. Se ilusiona con este equipo y con Messi. Y él, es lo más parecido que vimos a Diego en una cancha cuando sin esquíes comienza ese slalom en caída libre hacia el área.

ANÁLISIS: Alemania debutó con goleada

Alemania es joven. Jugó bien. Ante la ausencia de Ballack por lesión, el DT se inclinó por un equipo joven y ofensivo, muy. 4-2-3-1 el dibujo. Pero hay que reparar en los actores y su actitud, que es más importante. Lhama capitán y lateral por derecha en una línea de cuatro. En el medio "Scheisteigger" y Khedira para dividir la mitad. Cuando defienden se paran uno al lado del otro, cuando atacan, el que está más cerca de la pelota juega vertical. Delante de ellos, de izquierda a derecha: Muller (en Bayern juega más adelante), Ozli y Podolski. Más Kloose, son tres delanteros y un enganche. Pero más allá de eso, Alemania priorizó el trato de pelota, el cuidado, la circulación, el ser vertical y colocar en ataque al menos a cinco y hasta seis hombres, sin importar si ellos son mediocampistas. No es la selección de 1990, carece de hombres que puedan manejar partidos donde jueguen cuestiones extrafutbolísticas y podría pesarle en instancias decisivas. Además, uno cree que los germanos son más peligrosos cuando juegan mal que cuando lo hacen bien.

Nota: ¿como zurdo, enganche, debiera hablar de Ozli? Mostró pinceladas, movilidad y asistencia en el primero y el último gol. Prefiero ver dos partidos más para llenarlo de elogios.

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