La idea de atacar con cuatro hombres: Pastore, Messi, Tevez e Higuain, y adelantar las líneas achicando en campo rival y cortando -con falta también-, en cuánto se pierde la pelota. Estar atento a la segunda jugada, al anticipo, a filtrar en la mitad de cancha cuando el rival genere el fútbol para despegar. Esa será la clave. Argentina lo puede hacer. El ritmo será vital. Los relevos también: Di María, Bolati, Verón o Pastore. Son buenos recambios renovar tanto aire que gastará el equipo en mantener su ritmo, y no al revés.
El once de Alemania sale de memoria y es vital para quienes gustan de ello, que los titulares sean siempre los mismos. En un Mundial eso no es sinónimo de éxito. Los germanos son un equipo rápido y voraz de contra pero se achican los espacios cuando ataca estacionado. Ya lo comprobó Ghana, cuando le bajó el ritmo. Es verdad, creó situaciones, no menos de cinco, pero no tan claras. Y lo más importante, no jugó cómodo. Y aún: sufrió golpes del rival.
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